Cuando Collen McCullough en su libro "El pájaro espino" narra la leyenda de aquel ave que desde que nace busca apasionada y incansablemente la muerte -para con ella- brindar a todos sus espectadores el canto más hermoso y la ofrenda más explicita del éxito de su objetivo, vino a mí la idea de crear un espacio donde el arte consienta el legado más genuino, auténtico y noble de mi existencia.